BJJ SAARBRÜCKEN: ¡CHICAS! EL JIU-JITSU NO ES CUESTIÓN DE MÚSCULOS

 

Lo bonito del jiu-jitsu es que no siempre gana el más fuerte, sino el más ingenioso e inteligente. Las mujeres no tienen por qué desanimarse 😉 .

Hasta ahora, siempre he considerado que el propósito principal de mi cuerpo era mantener mi cerebro fuera del suelo. Soy como mucha gente: fundamentalmente desconectada de mi ser físico. No tiendo a pensar en él como una herramienta brillante que debo apreciar, explorar los límites y vivir aventuras como lo hacía de niño.

Crecí y, como mucha otra gente, olvidé la euforia de rodar demasiado rápido por una colina cubierta de hierba. Olvidé la satisfacción de correr hasta que me dolían las piernas, sólo porque podía hacerlo.

A las niñas les pasa algo cuando crecen, no a todas, ciertamente, pero sí a muchas. Nuestros compañeros masculinos nos superan en altura y fuerza (de nuevo, no todos), y en algún momento aceptamos nuestra propia debilidad.

Seguimos nuestra vida cotidiana con la esperanza de que, por una combinación de conciencia, buena crianza y modales, nadie cuya fuerza sea mayor que la nuestra se encargue de hacernos daño. En general, este enfoque funciona. Pero podemos hacer más.

El jiu jitsu y su filosofía

Con el Jiu Jitsu se puede ver a los filósofos luchando físicamente en el suelo. Cuando entré por la puerta, había hombres por todas partes. Todo tipo de hombres. Había del tipo muy musculoso que cabría esperar. Pero también había muchos del tipo que no esperarías en absoluto. En la pared al entrar en el piso del gimnasio hay un cartel que dice: "No hay zapatos ni egos más allá de este punto". El lugar ya me gustaba.

El jiu-jitsu es como una conversación sin palabras entre los cuerpos y una prueba del intelecto sobre la fuerza. Obviamente, la persona más experimentada suele ganar en un encuentro amateur, pero, cuando están igualados, la fuerza, el acondicionamiento y la destreza física no son suficientes. La persona más ingeniosa e inteligente triunfará manipulando su cuerpo hasta conseguir una posición dominante.

En el colegio, las chicas delgadas, altas y atléticas pasaban por delante de mi, y yo me sentía mal conmigo misma. Hice lo que hacen muchas mujeres: me desconecté de mi cuerpo. Dejé de intentarlo. Eso me salvó de la vergüenza de parecer tonta, pero me apartó de la alegría que supone conectar realmente con tu físico.

Pero el jiu-jitsu es filosófico. Pensando, entrenando y comprometiéndote, puedes triunfar. Respetando el compromiso por encima de todo, y se trata igual a un novato que a un cinturón negro.

Como chica, y sin embargo en mi tiempo en BJJ Saarbrücken Casa De Luta Fightklub he levantado a tipos que pesan 50kg más que yo sin dificultad. He sido inmovilizada en el suelo por una persona más grande y más fuerte, y sin embargo he logrado utilizar mi menor peso y fuerza para terminar inmovilizándolos después de una serie de cuatro movimientos. Enseñan que si usas la fuerza para intentar ganar, no lo estás haciendo bien. He conseguido cosas que no creía que mi cuerpo pudiera hacer.

Durante cinco meses fui la única mujer en la clase. La falta generalizada de mujeres que participan desanima a otras a intentarlo, junto con la creencia errónea de que hay que ser fuerte para hacerlo.

La reputación de los luchadores también es probablemente desalentadora: hombres enfadados que hacen un mal uso de las herramientas que se les han dado. Esta es una minoría muy ruidosa más que una representación del deporte, pero creo que parte de la razón por la que BJJ Saarbrücken Casa De Luta Fightklub ha hecho tan bien, es debido a la filosofía detrás de su gimnasio.

Produce personas -desde aficionados hasta profesionales- que son pensadores estables y disciplinados. La educación que les imparte se basa en el respeto; por los demás, por el medio y por uno mismo. Hacer un mal uso de ella sería una falta de respeto a los tres.

Más confianza

He salido de esta experiencia con ganas. Respeto más mi cuerpo. Me impresionan las hazañas que puedo lograr y tengo más confianza en mi potencial para protegerme. Tengo la intención de continuar con la clase y aumentar aún más esa confianza.

Varios hombres de la clase se han acercado a mí para decirme que se alegran de que participe una mujer.

Mis compañeros me han ayudado y animado. A nadie le importa mi aspecto. Nadie se siente amenazado por mi presencia.

Estos chicos son mucho más ilustrados de lo que a veces les damos crédito. Enviad a vuestras hijas a las clases. Envíen a sus hijos. Envíense a ustedes mismos. Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede.

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